Historia

Bullas tiene, río, campo, montaña, calor de día y frío en las noches de verano, nieve en invierno, cerezos en flor, aceite de oliva, vino tinto, fiestas por todos los motivos, comida exquisita, pero lo mas hermoso que lo caracteriza es; su gente y solo por ellos, he creado este Blog.
Vista de Bullas
Bullas (municipio de Murcia) que cuenta con 82.2 kilómetros cuadrados a 651 metros sobre el nivel del mar. Se conoce como la puerta del Noroeste y se destaca por la pluviometría media anual de casi 400 litros por metros cuadrados. Es un destino turístico típicamente rural. Los alojamientos más característicos son las casas rurales.
Algo más de 12.000 habitantes (según el padrón del INE de 2008) perteneciente a la Comarca del Noroeste. Limita al Oeste y Sur con el municipio de Mula, y al Este y Norte con el de Cehegín. Su núcleo urbano está rodeado de un medio natural que merece la pena visitar. El río Mula deja a su paso varios lugares de interés como el Salto del Usero y el Pasico de Ucenda. Otro elemento que destaca son las montañas cercanas al pueblo, que forman un bonito y característico paisaje, como el Castellas y el Aceniche, adornado con los campos cultivados de vid, almendros, cereales y frutales.

A mediados del siglo XIII tiene lugar la conquista del Reino de Murcia por las tropas castellanas. Y es en este momento cuado aparece por primera vez mencionado el nombre de Bulas, en un documento fechado el 22 de julio de 1254 por el que se cede a Mula el castillo de Bullas. Unos años después sería entregada, junto con Caravaca y Cehegín, a la Orden del Temple. Bajo el dominio templario tuvo lugar la única batalla recogida en las crónicas que acaeció en Bullas. Alí Mohamed, procedente de Huéscar atacó la fortaleza de Bullas obligando a huir al comendador Bermudo Menéndez. En el siglo XIV, tras la extinción del Templo, Bullas pasa al dominio de la Orden de Santiago a la que pertenecería durante 600 años.
Denominación de origen Bullas
Célebre por sus viñedos y su producción vinícola, la Denominación de Origen Bullas y su Consejo Regulador engloba a todos los vinos cuya calidad o características es notable y reconocida por expertos enólogos, encontrándose entre los vinos de España de mayor calidad. Así, diversas bodegas como Bodegas del Rosario, Cooperativa San Isidro, Bodegas Carrascalejo y Bodega Balcona, tienen a sus vinos bajo dicha denominación. La producción anual es de 10 millones de litros, dependiendo de las condiciones climatológicas, y se divide en:
  • Vinos tintos, de 12 a 14% (vol.), uvas Monastrell, Syrah, Tempranillo, Cabernet-Sauvignon, Merlot y Petit Verdot 
  • Vinos rosados, de 11 a 12,5% (vol.),uvas Monastrell y Tempranillo. 
  • Vinos blancos, de 10 a 12,5% (vol.),uvas Macabeo, Chardonnay, Malvasia y Airén.

Bullas Turismo Rural y Fiestas

Calles del centro de Bullas..
  • Dotada con una belleza paisajista sin igual, que se caracteriza por una relativa abundancia de agua, y por sus paisajes forestales así como por su característico espíritu de pueblo de interior murciano, Bullas es un destino turístico de primer orden del denominado turismo rural. Destacan entre actividades, establecimientos y lugares de interés:
  • Paraje Natural y Camping «La Rafa» 
  • Casas rurales 
  • El Pasico Ucenda 
  • La Vaera de los Chorros 
  • El Salto del Usero
  • El Castellar 
  • Atalayas 
  • Pico de la Selva 
  • La Lavia
  • El Molar 
  • La Rambla de la Regidora 
  • El Cristo del Carrascalejo 
  • El Cortijo del Marqués Pidal
Zacatín

Asimismo se celebra cada primer domingo de mes en la Plaza Vieja de esta localidad un mercadillo denominado El Zacatín, un mercadillo tradicional, donde el visitante encontrará productos artesanales de calidad propios de la localidad de Bullas.

Cabe decir también que uno de los acontecimientos más esperados en esta localidad del noroeste murciano son las fiestas en honor a la patrona de Bullas, la Virgen del Rosario. En la Iglesia parroquial, se rezan cánticos en honor a ella y, para los más pequeños, toda una semana con tres músicos muy populares y uno en especial: "El tío de la pita" en el que es costumbre acompañarlo con los "cabezuos" o asistiendo a diferentes centros educativos. Tales Fiestas de Bullas vienen acompañada con la Fiesta del Vino, que ya está siendo costumbre desde hace un tiempo y por supuesto, las atracciones feriales, actividades culturales y las diversas programaciones musicales que se llevan a cabo. Se celebran cada año a partir del primer viernes de octubre, precisamente cuando la vendimia llega a su fin en está tierra vinicola por excelencia. Otra fiesta que cabe resaltar en este municipio es "San Marcos", celebrada el fín de semana coincidente con el 25 de abril (Día del Patrón). Esta fiesta se caracteriza por las numerosas carrozas ambientadas en la huerta murciana. Estas recorren las principales calles del municipio finalizando el trayecto de las mismas en el Paraje Natural de "La Rafa" finalizando las fiestas con un concierto de actualidad.


Importante resaltar, igualmente, la gran tradición cultural, en cuanto a festejos religiosos se refiere, en la pedanía de la Copa de Bullas. Entre sus fiestas más populares se encuentra la celebrada en honor a San Antón, patrón de los animales, organizada en el mes de enero y que empieza con la celebración de una hoguera en honor al santo; igualmente se celebra el día de la Purísima Concepción, el 8 de diciembre; y las fiestas patronales, en honor a las patronas, Nuestra Señora de la Consolación y la del Perpetuo Socorro, que viene precedida por las tracionales migas y la diana, en los primeros días de septiembre.
Noche de San Juan. Leyenda de la Mora

Esta leyenda cuenta una historia de amor platónico entre una princesa mora y un príncipe cristiano. El príncipe cristiano pidió contraer matrimonio a la princesa, pero el padre de esta se negó y para acabar con esta relación aisló a la princesa en un torre alta del castillo, encontrado en el monte Castellar.

La princesa bajaba de la torre por la noches para, supuestamente, asearse y beber agua del río, pero en realidad se veía a escondidas con el príncipe cristiano.En una noche tormentosa la princesa, a pesar del peligro, bajó para ver a su amado pero esa noche el príncipe no apareció, y la princesa temió lo peor. Ella pensaba que el príncipe se ahogó en el río.
Desde entonces cada noche de San Juan todo el pueblo de Bullas se reúne en el río Salto Usero. En esa noche una persona disfrazada de mora y con acompañantes con antorchas. Hace la bajada hasta el río, se mete a él y con un cántaro coge agua y en la subida rocía a todos los espectadores que según el mito esa agua es mágica que representa la belleza eterna.

Datos extraidos de Wikipedia de Wikipedia

Palacete Fuente de la Higuera
foto de: Diego Caballero
o también Casa de Don Fabio, ya que su imponente figura en el campo de Bullas siempre ha estado presente a lo largo de nuestra vida. Siempre nos hemos preguntado qué hace un palacio tan magnífico en ese estado de abandono, y ello, además, nos ha hecho imaginar numerosas leyendas y suposiciones acerca de él. Pero, ¿cuál es la verdadera historia? Yo me propongo en este artículo arrojar un poco de luz sobre el misterio.

Empezaré hablando del original propietario del palacete, Don Fabio Carreño Marsilla. Nació en el 1901 y murió 77 años después. Se casó con Doña Irene Marín de Cuenca oriunda de Cehegín, y emparentada con Don Blas Rafael Marsilla, propietario de la conocida para nosotros Casa de Don Pepe. Fabio Carreño descendía por parte de madre, Doña Juana, de la misma familia que Francisco Melgares de Aguilar, quien compró la finca de la Fuente de la Higuera, por el año 1614, a Joaquín María Fernández de Córdoba, Conde de Sástago. Originalmente y en ese año existía ya un edificio solariego en el mismo sitio que el actual palacete.
foto de: Diego Caballero
Don Fabio era un erudito en lo respectivo al arte y ese antiguo edificio siempre le provocó especial atención, por lo que, cuando muere su padre en el 1920 y hereda la casa, se dedica a recorrer España captando elementos arquitectónicos para reconstruir el edificio. Su hija Rosario nos ha contado que su padre sentía un especial cariño y tenía muchísimo capricho en esta casa. A su vuelta, Don Fabio le entregó todos los apuntes a un arquitecto amigo suyo, del cual se desconoce su nombre ya que el proyecto se empezó antes de la apertura del Colegio de Arquitectos de Murcia, y por lo tanto no está registrado. Sin duda consiguió lo que pretendía, y en 1925 terminó la reconstrucción. Se esmeró en todos los detalles, desde cristales de Bohemia, porcelanas de Sajonia, maderas nobles y mármoles de Carrara, hasta la comodidad más avanzada de la época, instalando cuartos de aseo con retrete, calefacción central y un sistema de aislamiento térmico en las paredes. Eran también muy peculiares los formalismos exigidos al servicio tanto en formas como en vestimenta, propios del siglo XV. Don Fabio quería con esto recrear un pequeño paraíso para él, así que hizo instalar numerosas fuentes, lagos artificiales y jardines frondosos y muy verdes con cierto aire tropical, queriendo cautivar no solo la vista sino también el olfato y el oído. Trajo además numerosos animales para hacer más creíble ese oasis dentro de la aridez de nuestra tierra.
El palacio se enmarca en el estilo arquitectónico denominado ecléctico pero centrándose en el neonazarí, un estilo que predominó sobre todo en nuestra Región a finales del siglo XIX y que se encuentra en edificios como el Casino de Murcia. Se dice que Don Fabio intentó plasmar el estilo de ese edifico en el palacete.

El cuerpo de la escalera principal está decorado con azulejos de estilo nazarí y acompañado por una baranda que no hace sino aumentar ese vivo colorido con el que nos recibe el palacio y que tanto nos recuerda al de los Baños de Archena. Además del edificio principal, la casa tiene ampliaciones para las cuadras y las viviendas del servicio permanente.

Con esto nos damos cuenta de la importancia de Don Fabio, quien, como se suele decir, no era ningún pelagatos. Participó activamente en la sociedad y en la política de Bullas, siendo entusiasta y emprendedor pero muy religioso, lo que le otorgaba cierto aire conservador.

No sólo le inspiraba un interés artístico la construcción de la casa. Si calculamos bien, observamos que cuando Don Fabio adquirió el edificio tenía 19 años, y como a cualquier joven le gustaban sus noches de juerga. Una de ellas le llevó a tener la primera disputa con su entonces prometida Doña Irene, lo que les llevó al distanciamiento, propio de un matrimonio de conveniencia, que se acrecentó después por las distintas ideas sobre los estudios de su hijo mayor. Contrariamente a lo que cree mucha gente, la casa no fue un regalo para su esposa por la boda sino, como hemos dicho antes, un sitio para disfrutar de su independencia juvenil. Después de la boda, la casa se convirtió en residencia de verano pero se utilizaba muy poco tiempo al año ya que, desde esa disputa, Doña Irene pasaba el tiempo en la mansión con desagrado e indiferencia. El servicio, sin embargo, se mantenía todo el año, dándole trabajo a la gente de Bullas y La Copa.

En el 1936 se desata la Guerra Civil española y con ella el odio a la clase aristocrática por su abuso de poder. La familia Carreño tiene que huir de Bullas junto con muchas otras familias adineradas, y la casa queda totalmente desprotegida sirviendo de morada al Frente Popular y a otros grupos políticos durante los años de la guerra y posguerra. Como pasaba frecuentemente en la época, la pobreza y el analfabetismo no apreciaron su valor, y la casa fue yendo a menos por el nulo cuidado que se le prestaba. Las fincas lindantes fueron ocupadas por numerosos vecinos de Bullas y La Copa cuando la única forma de sobrevivir era alimentándose de los propios cultivos, estando el hambre asomando detrás de cualquier helada o tormenta inoportuna.

Cuando la familia llegó a Bullas entre finales de los 40 y principios de los 50, no tenía ni ganas ni dinero para arreglar una casa de verano. Sin embargo, Don Fabio participó con la Iglesia creando una beca para seminaristas con difícil situación económica. De esas becas fue beneficiario Don Miguel Guirado Béjar, sacerdote retirado al que le agradezco la información prestada y la amabilidad con la que me atendió.

El matrimonio tuvo siete hijos, que son por orden de nacimiento: Francisco, Amancio, Joaquín, Alfonso, Rosario, Juan y José. Todos viven y han estudiado, menos la única hija. Francisco y Amancio fueron agrónomos del Estado, siendo este último el encargado del proyecto y la construcción del Pantano de Azud en Ojós. Joaquín, Juan y José son abogados y Alfonso, farmacéutico ya retirado. Sin embargo fue Rosario quien heredó el palacete y las fincas de alrededor.

Lo último que sabemos es que su hija vendió la casa y las fincas que todavía conservaba a una multinacional sueca que alimentó la esperanza durante algunos años recientes de la restauración de la casa y la construcción de viviendas de lujo y un campo de golf. Pero desde hace unos años no se sabe nada y se desconoce a qué manos pertenece. A causa de esto, recientemente se ha vuelto a despertar la atención sobre ella y ha sufrido una destrucción mayor, siendo despojada de todo, hasta de la baranda de la entrada, y saqueadas las numerosas vidrieras de colores de las ventanas y las esculturas alegóricas.
foto de: Diego Caballero
Es una verdadera pena que la casa se encuentre en este lamentable estado y que nadie se preocupe por restaurarla, ya que otorgaría interés cultural a nuestro pueblo y, con él, cierto prestigio. Esperemos que el Ayuntamiento de Bullas aprecie el potencial del Palacete de la Fuente de la Higuera, conocido y abandonado por todos, y le dedique un poco de su atención.

Por último, quiero agradecer a Juana, del Archivo Municipal, la atenta e incondicional ayuda prestada, sin la que no hubiera sido posible la elaboración de este artículo, dada la desinformación generalizada que hay sobre el tema.

Yo sólo deseo que no nos pase como en esa Guerra Civil que tanto odiamos, y que seamos capaces de apreciar la cultura de verdad, dándole importancia a asuntos como este. Está en nuestras manos

Copiada íntegramente del Periódico de alumnos IES Los Cantos -
http://pruebabulla.wordpress.com/

Bullas Casa MelgaresEl Palacete De Los Melgares es de estilo modernista. Fue construida en el año 1925 por la familia Melgares de Aguilar y su estilo interior es neomudéjar. El edificio durante la Guerra Civil fue sede de sindicatos, luego fue un Colegio de las Religiosas del Amor de Dios.
presenta ciertas características modernistas, mientras que en su interior es de estilo neo-musulmán con arquerías polilobuladas, carpintería de lacería y escalera de dos ramales con barandal forjado.
actualmente es la Casa de Cultura que alberga departamentos municipales como la agencia de desarrollo, Informajoven, una Biblioteca, el archivo histórico y una emisora de radio, entre otros.
fotos: De Mateo Sanchez Caballero (Álbumes) y Diego Caballero


Historia de Bullas - 
 (copiado de www.bullas.es y wikipedia.com)

Antigüedad
El emplazamiento de Bullas durante siglos ha sido empleado como asentamiento humano. Por ejemplo, de los descubrimientos arqueológicos encontrados en el Cabezo de Oro ("Pasico Ucenda") se puede deducir que los primeros asentamientos se remontan a aproximadamente cuatro mil años. Asimismo, de los romanos se tienen numerosos testimonios de su civilización en villas agropecuarias como Fuente Mula, Fuenblanquilla, La Loma y la más importante de todas: Los Cantos, en la que se halló una pieza arqueológica de excelente factura, que en principio se creía que era una estatua infantil de Baco pero que es una representación del otoño meditarráneo, que actualmente se halla en el Museo Arqueológico Nacional, en Madrid.
escultura del famoso "Niño de las Uvas"
La Caída del Imperio romano y la Alta Edad Media dejaron muy pocos vestigios en la población, aunque era considerada como zona fronteriza y, por lo tanto, de gran importancia. Hasta la época musulmana no aparecen nuevos vestigios de poblaciones en Bullas, que en la actualidad son dos: El Castellar, con las ruinas de un baluarte militar árabe del S. XII(también conocidas como "El Castillico"), y en el mismo casco urbano de Bullas, donde de igual forma debió de existir un pequeño núcleo de población andalusí. Tras la reconquista, Alfonso X donará la villa, en 1254, al Castillo de Mula para, pocos años después, ser entregado por Alfonso X y Jaime I de Aragón a Caravaca. En 1444, el Maestre de la Orden de Santiago concede la villa de Bullas a Cehegín, municipio del que siglos después, obtiene la independencia el 19 de diciembre de 1689, por decreto real de Carlos II.
La Edad Media
Tras el abandono de las villas romanas sobreviene un periodo oscuro en cuanto a los datos existentes sobre el devenir de las tierras de Bullas en la Alta Edad Media. Estas tierras deshabitadas permanecerían a la sombra de la no muy lejana ciudad de Begastri, la que era entonces sede episcopal.

Y hemos de esperar a la dominación musulmana cuando en los siglos XI o XII tenga lugar la fundación del castillo de Bullas, emplazado en lo que hoy es el casco antiguo de la localidad. Por la misma época se levantaría el pequeño recinto amurallado que dominaría la zona desde la Piedra del Castellar, lo que es conocido como "El Castillico". Bullas fue fundación musulmana, por lo que lo más lógico sea que su nombre tenga un origen árabe y no latino como se ha venido afirmando tradicionalmente (bullae = burbujas, por la notable presencia de fuentes en sus tierras).

A mediados del siglo XIII tiene lugar la conquista del Reino de Murcia por las tropas castellanas. Y es en este momento cuando aparece por primera vez mencionado el nombre de Bullas, en un documento fechado el 22 de julio de 1254 por el que se cede a Mula el castillo de Bullas. Unos años después sería entregada, junto con Caravaca y Cehegín, a la Orden del Temple. Bajo el dominio templario tuvo lugar la única batalla recogida en las crónicas que acaeció en Bullas. Alí Mohamed, procedente de Huéscar, atacó la fortaleza de Bullas obligando a huir al comendador Bermudo Menéndez. Este hecho es recreado, aunque de una forma peculiar y popular, durante la Fiesta de Santiago en la Torre del Reloj cada mes de julio.

En el siglo XIV, tras la extinción del Temple, Bullas y el resto de la comarca pasan al dominio de la Orden de Santiago, a quien pertenecería durante casi 600 años.

En 1347 el castillo de Bullas se hallaba en ruinas. Ruy Chacón, comendador de Caravaca, presenta un proyecto para reconstruirlo en un plazo de tres años. Pero todo quedó en agua de borrajas ya que al año siguiente se produjo la terrible epidemia de peste que diezmó la población de Europa entera. Bullas quizás ya estaba despoblada, pero el abandono de aquel proyecto de reconstrucción condenó al castillo a permanecer como un montón de ruinas durante más de dos siglos. En 1398 se dividirían las tierras de Bullas entre Cehegín y Mula, y en 1444 Bullas pasaría definitivamente a pertenecer a la villa de Cehegín.

El Siglo XVII. El renacimiento de Bullas
Bullas permaneció como un despoblado hasta finales del siglo XVI. Sus tierras pertenecían a propietarios cehegineros. Poco a poco, el entorno del viejo recinto medieval se fue repoblando, ya que los labradores preferían vivir cerca de las tierras que trabajaban. Los nuevos pobladores construyeron sus viviendas sobre las ruinas del castillo (razón de la inexistencia actual de la antigua fortaleza). A mediados del siglo XVII, los varios centenares de habitantes de Bullas comenzaban a darse cuenta de las desventajas de todo tipo que suponía pertenecer a Cehegín, distante tres leguas. Los primeros movimientos secesionistas se produjeron en el terreno religioso. La ermita de San Antón, primer templo cristiano de la localidad no contaba con la asistencia continua de un sacerdote, que debía venir de Cehegín. En 1664 se consigue la ansiada independencia religiosa, con la instalación de una pila bautismal en la ermita (la famosa "pila robá", llamada así porque varios bullenses se apoderaron de ella cuando estaba "secuestrada" por las autoridades cehegineras contrarias a la autonomía religiosa de Bullas). Estos hechos serían el preludio de la independencia política, cuyos trámites se iniciaron en diciembre de 1685.

Tras el notable esfuerzo que supuso el pago a la Corona de 34.832 reales y 12 maravedíes, el rey Carlos II, "el Hechizado", concedió el privilegio de villazgo a Bullas el 19 de diciembre de 1689, que se haría efectivo el 17 de junio de 1690 cuando el juez José de Berzosa se presentó en Bullas procedente de Madrid. Dos días después se constituyó el primer Ayuntamiento, que se reunió en la Plaza Vieja. Seguidamente se elaboró el vecindario y se delimitó el término. La aldea de La Copa pidió ser incluida en estos límites, uniendo así sus destinos a los de Bullas. La andadura del nuevo municipio se iniciaba sin más riqueza que unas pocas tierras y el trabajo de sus humildes gentes.

Siglo VXIII

Los años siguientes a la independencia municipal supusieron momentos de gran dinamismo para la nueva villa. Es un tiempo de crecimiento económico sin demasiados conflictos que alteraran el desarrollo de la localidad.

El entramado urbano comenzó a expandirse rápidamente, así como su población. Pronto se acometió la construcción de los edificios importantes que el pueblo necesitaba. Primero fue la iglesia, que vendría a sustituir a la vieja ermita de San Antón. En 1723 se finalizó el templo parroquial que sería puesto bajo la advocación de Nuestra Señora del Rosario tras ser elegida democráticamente por las gentes de Bullas. Años más tarde se procedería a construir el matadero, el pósito, el ayuntamiento y la cárcel.

Siglo XIX

La nueva centuria dio comienzo con la remodelación de la iglesia parroquial que le daría su imagen actual presidida por su vistosa torre. No fue ésta una época fácil para los habitantes de Bullas, que se vieron afectados por diversas epidemias a lo largo de todo el siglo. De tercianas en 1802 y 1817, de disentería infantil en 1821, de cólera en 1855 y 1885. Éstas diezmaron a la población bullense que poco podía hacer ante ellas en medio de la miseria generalizada.

También fueron frecuentes los conflictos por el agua del río Mula con la localidad del mismo nombre, que provocaron más de un pleito y algún que otro enfrentamiento. En otro orden de cosas, se dejaron de pagar los diezmos a la Orden de Santiago en 1841. El siglo acabó con la plaga de filoxera que devastó los viñedos de la comarca suponiendo un verdadero problema para la economía local.

Pero fue el XIX también fue una época de grandes proyectos públicos. La oligarquía local, con apellidos como Carreño, Melgares y Marsilla, fueron los encargados de llevarlos a cabo. No es de extrañar dado que ellos eran los que controlaban el Ayuntamiento, tenían los medios para hacerlo y a posteriori ellos mismos se convertían en los principales beneficiarios de los mismos.

El actual cementerio (que vino a sustituir al antiguo del Paraíso) fue construido en 1885. El lavadero público se levantó en 1894 mientras que las conexiones telefónica y telegráfica son de 1897. La luz eléctrica llegaría a Bullas en 1900. En ese mismo año tuvo lugar la construcción de la Torre del Reloj, dirigida a regular las tandas de riego de la cercana huerta.

Siglo XX
Calle de la Tercia en 1932 - [Clic para ampliar]


Bullas fue arrastrada durante el siglo XX por los mismos avatares y convulsiones que vivió el resto de España. Durante el primer tercio se asistió a una cierta estabilidad social y económica. La llegada de la Segunda República en 1931 comenzó a dejar ver la polarización política a la que se veía abocada Bullas junto con el país entero. La situación se desbordó tras el estallido de la Guerra Civil en julio de 1936. Bullas quedó en la zona republicana, y así seguiría hasta el final del conflicto. Los hombres jóvenes marcharon al frente. Más de 200 bullenses perecieron durante la contienda. El fragor revolucionario incautó sus propiedades a los terratenientes y destruyó el ajuar del templo parroquial, aunque en líneas generales la vida en la localidad se desarrollaba en medio de una calma tensa.La llegada de la dictadura franquista supuso un momento inicial de represión a los sectores que habían colaborado con la República y la vuelta a los valores tradicionales, renaciendo el fervor religioso. Eran los "años del hambre", una dura época dominada por la escasez. A partir de los años 50 se percibió una mejoría, en gran medida al inicio de la emigración que se generalizaria en los 60. Barcelona, Madrid, Vizcaya, Francia y Alemania recibirían gran número de trabajadores bullenses Esa década saludaría también el inicio de la actividad de la industria agroalimentaria que vino a diversificar un poco más una economía todavía basada en la agricultura. El callejero comenzó a multiplicarse, desbordándose los límites urbanos con el nacimiento de nuevos barrios. El último tercio del siglo, el del retorno a la democracia en España, ha supuesto un desarrollo de Bullas en todos los aspectos. La construcción se ha convertido en uno de los motores de la actividad económica y la educación media y superior se ha extendido considerablemente. Nuevas infraestructuras han modernizado Bullas. El pueblo que fue emigrante en los 60 comenzó a ver a finales de los 90 cómo se instalaban en él gentes procedentes de otros lugares del mundo, especialmente de Ecuador, en busca de un mejor futuro.






Fondos del Archivo Municipal de Bullas
Ayuntamiento de Bullas
Ayuntamiento de Bullas 
fuente: Región de Murcia Digital

Archivo
El Archivo Municipal de Bullas se encuentra en la tercera planta del edificio del Ayuntamiento, y fue constituido en 1982.

Durante la tercera fase del proyecto se han digitalizado 1.010 páginas correspondientes a Actas Capitulares comprendidas entre los años 1691 y 1720. El fondo del Archivo de Bullas custodia documentos desde 1689 hasta apenas dos años de antigüedad.

El documento más antiguo es un Real Privilegio de Exención, 23 de Diciembre de 1689. Se conservan documentos referentes al gobierno municipal desde 1693; actas capiturares desde 1691; el registro de entrada de documentos desde 1889; documentos de Personal desde 1737; de Educación desde 1825 ; referentes a asuntos militares desde 1720; a Rentas Reales desde 1691 y a Reales contribuciones desde 1693. Los padrones de habitantes arrancan en 1712 ; y las licencias de obras, de 1759.

Antonio Galera Gracia. De la Enciclopedia:

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